"CONSTANTE ABUSO DE AUTORIDAD, (...) MÉTODOS VIOLENTOS E INHUMANOS". SOBRE MARCEL LANTEZ, COMANDANTE DE LA CASA DE PREVENCIÓN DE CASTELLDEFELS
Alfonso López Borgoñoz
Grup de Recerques Històriques de Castelldefels
A finales de marzo de 1938, durante la Guerra Civil española, las Brigadas Internacionales situaron en el castillo de Castelldefels una Casa de Prevención (también llamada Preventorio), que era un tipo de prisión disciplinaria para brigadistas internacionales detenidos por las propias Brigadas por diversas faltas o delitos de cierta gravedad, como la insubordinación o la deserción, por ejemplo. La marcha de la guerra obligó a trasladar la base de las Brigadas y la mayor parte de sus unidades desde la provincia de Albacete a la de Barcelona[1].
Hasta ese momento, el castillo había sido utilizado como Campo de Instrucción del Centro de Reclutamiento, Instrucción y Movilización nº 16 de la República (CRIM 16).
El castillo fue destinado a ser Casa de Prevención durante unos diez meses, desde fines de marzo de 1938 hasta dos días antes (era 22 de enero) de la llegada del ejército franquista a Castelldefels el 24 de enero de 1939.
Además del Preventorio, en Castelldefels se ubicó en Castelldefels también una base del Parque Automovilista de las Brigadas en la fábrica de la Rocalla.
En teoría, un Preventorio no era una 'cárcel burguesa' y, debía tratarse a los prisioneros con moderación y justicia. La brutalidad con ellos debía ser objeto de sanciones, y aunque era un centro de castigo, debía servir también para la reeducación. En la práctica, las Casas de Prevención fueron unas prisiones muy duras.
Vemos en un texto del 12 de abril de 1938, “Decisión sobre la reorganización de la Base”, firmado por Luigi Longo, uno de los líderes de la Brigadas Internacionales[2], los pasos a dar para organizar en Cataluña a los efectivos trasladados desde de Albacete. En él se indica «En Castelldefels será establecido un campo para los indeseables. Para la depuración de estos elementos una comisión especial debe ser elegida. Al mismo tiempo hay que colocar a un Comisario en Castelldefels para el control de todos los camaradas, y para escogerlos». Decir indeseables a los detenidos no era algo que permitiera pensar mucho en un ánimo de reeducación...
A partir de septiembre de 1938, el castillo siguió siendo una cárcel, pero pasó a ser conocido como Cuartel de Recuperación. Cabe recordar que el gobierno de la República retiró a los efectivos de las Brigadas Internacionales del frente a finales de ese mes. Además de espacio de castigo en el castillo, se necesitaron lugares para el restablecimiento de las tropas y su acuartelamiento antes de su regreso a sus países de origen en los siguientes meses.
Entre marzo de 1938 y enero de 1939, más de mil brigadistas pasaron por Castelldefels, entre guardias, detenidos y miembros de la unidad del Parque Automovilístico. Tenemos datos de 750 de ellos. La media de personas detenidas estuvo entre las 200 y las 250 personas, que se agolparon en espacios en general pequeños. La cifra de guardias encargados de su custodia y del mantenimiento del centro fue similar[3], lo que implica un presencia de más de 400 brigadistas en la ciudad mientras se mantuvo la Casa de Prevención.
Existen abundantes testimonios de malos tratos e incluso de ejecuciones hasta finales de agosto de 1938. Sus dos primeros comandantes fueron detenidos por los graves abusos cometidos contra los presos tras una investigación del Servicio de Información Militar (SIM)[4]. El primero, el croata Milan Ćopić, fue arrestado a mediados de mayo y el segundo, el francés Marcel Lantez, el 1 de septiembre de 1938.
Sobre los siguientes comandantes, el serbio Svetislav Djordjević y el italiano Pietro Celli, no he encontrado referencias negativas ni en la documentación depositada en distintos archivos, ni en las memorias de los brigadistas detenidos.
SOBRE MARCEL LANTEZ ANTES DE VENIR A ESPAÑA: UN DURO SINDICALISTA
Lantez nació en París el 7 de septiembre de 1902[5]. En 1922 estuvo alistado durante 18 meses en el ejército francés donde llegó a ser jefe de una unidad con ametralladoras[6]. Era carpintero de profesión. Estaba divorciado y tenía 3 hijos[7]. Antes de venir en España vivía con una alemana[8].
Marcel Lántez. (RGASPI N° 545-6-1262: 21) |
Afiliado al sindicato francés Confederación General del Trabajo desde el año 1920 y al Partido Comunista Francés (PCF) en 1929, fue secretario de una de sus células en París en el año 1931[9]. Participó en varias huelgas, siendo detenido por ello cuatro veces, dos en 1929 (por participar en la huelga contra la guerra en Marruecos y por la distribución de manifiestos) y otras dos en 1930, por «golpes, heridas y rotura de vallas», siendo procesado dos veces por «coacción a la libertad del trabajo, golpes y heridas» y siendo condenado por ello a ocho meses de cárcel en Francia, de donde salió en 1931.
Fue excluido del PCF durante unos meses en 1934 o 1935, por razones que no están claras y que tampoco lo estaban para los responsables de las Brigadas en España[10]. En un documento, que tal vez sea de noviembre de 1938 y que procede de París[11], leemos que era sumamente indisciplinado, temperamental y violento y que no seguía las consignas de partido.
BAUTISMO DE GUERRA
Llegó a España en octubre de 1936[12], tras salir en tren de forma ilegal de su país, con un nombre falso. No dispongo de información sobre su período de instrucción, que posiblemente pasó en Tarazona de la Mancha (Albacete) con su batallón. Luego fue nombrado responsable de la guardia del almacén de Quintanar (Albacete) en enero de 1937[13] y quizás en febrero enviado a Madrid, donde participó en la batalla del Jarama.
Tras su intervención en la misma, ascendió a teniente[14] en mayo de 1937, siendo ayudante del comandante Fort del batallón 'Six de Février' en algún momento. Más tarde estuvo destinado en el batallón 'Comuna de París' de la XIV Brigada[15], en que quizás llegó a ser comandante de una compañía[16]. Sus méritos para ser oficial supongo que se basaban en su experiencia previa en el ejército francés en los años veinte.
También entró en combate en la batalla de Brunete en julio de 1937, donde fue gravemente herido. Para que se recuperara de su herida, le llevaron al hospital de Murcia el mes de agosto[17].
Sabemos que también combatió meses más tarde en el frente de Teruel, donde fue herido de nuevo, en diciembre de 1937[18]. El período de convalecencia fue, de nuevo, en Villanueva de la Jara[19].
UN TIPO SIN DUDA VIOLENTO
Un oficio del 21 de diciembre de 1937 firmado por el jefe de los médicos del hospital (firma ilegible) y dirigido al Estado Mayor de las Brigadas Internacionales, señala un caso de indisciplina del teniente Lantez. El autor afirmaba que no era la primera vez que esto sucedía y que ya había pasado antes Lantez por la cárcel, siendo liberado por ser oficial al poco tiempo. Aquel 21 de diciembre había insultado a una enfermera, y cuando un médico le había llamado al orden, Lantez había mantenido una actitud violenta, por lo que de nuevo le llevaron a la cárcel[20]. Tras el incidente, Lantez fue trasladado a un cuartel de infantería en Fuentealbilla (Albacete)[21].
En otra nota firmada por André Julien Durbecq, comisario político de su batallón, se dice de nuevo de Lantez que tenía un carácter muy violento, brutal e inhábil para el mando, aunque era cierto que tenía coraje en la frente, y era trabajador, con entrega[22]. Otro texto muy posterior, del 2 de enero de 1939, vuelve a remarcar que era muy violento, indisciplinado y brutal, aunque valiente. En una nota al final de dicho escrito, se recuerda incluso como en enero de 1937, en Tarazona de la Mancha, y en compañía de otro voluntario francés había obligado al responsable de la cantina a servirles bebidas amenazándolo con sus armas. Cuando el comandante Fort llegó con una patrulla, Lantez lo agredió[23].
Enviado al campo de batalla, se le tuvo que obligar a que fuera al frente amenazándole con un revólver. Sin embargo, una vez en combate, demostró ser valiente[24].
En otro texto leemos que el 24 de marzo de 1938 estaba en la retaguardia en Villanueva de la Jara después de haber pasado por una comisión médica y se reitera que era muy indisciplinado[25].
Después de un año en España ya se sabía que era violento y esta actitud había sido denunciada reiteradamente. Su comportamiento no era ejemplar, pese a las declaraciones posteriores de Svestislav Djordjević, el brigadista serbio que le arrestó, y del danés Paul Dreyer, que denunció sus torturas en el castillo, de que había sido un hombre excelente meses antes pero que en Castelldefels bebía en exceso y se había vuelto loco[26]. Igual con ellos tuvo buen trato en ese tiempo, pero hay abundante información de origen variado que muestra que tenía un carácter muy agresivo.
EN CASTELLDEFELS
Sin embargo, Lantez, con 35 años, fue destinado a dirigir la Casa de Prevención de Castelldefels a mediados de mayo de 1938[27]. Seguramente antes ya había sido destinado allí. Sustituyó a Pinçon, que había sustituido a Milan Ćopić algunos días antes, tras la detención del croata.
En Castelldefels su carácter violento se mostró con toda claridad. Carlo Penchienati señala de él que «sorpasso ancora in ferocia il suo predecessore»[28], en referencia a Ćopić. Para el brigadista danés Torben Rune fue el alcohol el que le devolvió especialmente brutal. Lantez y los que lo rodeaban estaban normalmente muy autobús[29]. Lantez fue fielmente secundado en su brutal política de malos tratos por su 'camarilla', de la que se decía que formaba parte el comisario político Paul Dupont, así como Lucien Courson (miembro del SIM), Charles Werstappen, Marc Bernardon, Gaston Van, Salvatore Toscano y Jean Perraud[30], todos franceses, salvo Toscano, que era italiano, aunque quizá procedía de Francia. Toscano, precisamente, también indicó que Lantez «se emborrachaba muchas veces» y eso que la labor en ese tiempo de su superior no parecía ser excesivamente compleja «su vida consistía en acercarse a la playa por la mañana y volver a las doce, comía y se volvía a marchar a las dos permaneciendo [fuera] hasta las siete»[31].
Lucien Courson, miembro del SIM del Castillo de Castelldefels. (RGASPI N° 545-6-1134: 49) |
No parece que hubiera una especial motivación política en su actitud violenta (aunque sí en algunos casos, como salió en la investigación de su caso) contra muchos detenidos[32] (e incluso guardias a veces). Usaba la fuerza en muchos casos para quedarse incluso con el poco dinero que los reclusos habían ganado durante su tiempo de servicio militar.
Fue extraordinariamente despiadado según se recoge en muchos testigos. Según Toscano «Cuando interrogaba a los camaradas les pegaba con un palo y una alpargata, pero la mayor parte de las veces se lo ordenaba a Werstappen. Siempre que el comandante iba a hablar con los camaradas empuñaba la pistola ametralladora». Sorprende que una opinión tan clara y negativa fuera de uno de sus principales colaboradores[33]. Precisamente recibió con este arma a una delegación del ayuntamiento de Castelldefels, que venía a quejarse del robo de material de construcción de la escuela de la villa por los brigadistas. Parece ser que también asedió a las mujeres de la familia de los masoveros del castillo.
Pero esto no fue lo peor. Según Penchienati, el teniente alemán Hans Rudolph fue brutalmente torturado por Marcel Lantez y su grupo durante una semana, siendo asesinado el 14 de junio con un disparo en la nuca: «El teniente Hans Rudolph, de nacionalidad alemana, después de un martirio de 6 días durante los cuales le fueron arrancadas las uñas de las manos y rotos los brazos y las piernas, fue finalmente arrastrado al bosquecillo que se encuentra bajo la explanada del castillo, muerto de un disparo en la nuca y enterrado en el mismo lugar; esto ocurrió el 14 de junio de 1938»[34].
Hay otras referencias a muertes brutales bajo su mandato. Ejemplo de ellas son también los casos del brigadista chino Sen Sen Semfley[35] y del estadounidense Albert Wallach[36]. Pese a que de esta última muerte no se acusó a Lantez, el francés era el máximo responsable del centro cuando el estadounidense falleció en Castelldefels. Otras víctimas conocidas de sus malos tratos fueron el italiano Alloca, el danés Dreyer o el sueco Wholin[37]. Pero hubo muchos más...
INVESTIGACIÓN DEL SIM Y DETENCIÓN DE LANTEZ
L'1 de setembre de 1938, André Marty encarregava a Svetislav Djordjević el seu arrest, després d'una investigació preliminar al castell duta pels italians del SIM Alfredo Vinet (pseudònim de Giuseppe Marchetti), i Pietro Celli[38].
Tras su detención, Lantez fue recluido primero, según el informe de Djordjević, en la cárcel de Montjuïc en Barcelona y después fue enviado al cuartel de depósito llamado Rectoret de las Brigadas Internacionales en Les Planes de Barcelona, conjuntamente con el resto de brigadistas detenidos como consecuencia de la investigación.
Celli escribió textualmente sobre Lantez y la 'camarilla' que le acompañaba «Todo este grupo había impuesto al castillo un régimen de dictadura y despotismo, maniobrando siempre con amenazas hasta el punto de que los presos, los soldados de la guardia y otros que visitaban el referido Castell se negaban a hacer manifestaciones y declaraciones por miedo a posibles represalias de los indicados jefes, los cuales los tenían sometido a una constante coacción y terror»[39].
Días después Vinet escribía sus conclusiones. Tras señalar el hallazgo de material diverso (como objetos de oro) en un doble fondo de su maleta, explicaba que: «en cuanto al citado Lantez, tenemos la completa seguridad de que su actuación estuvo siempre presidida por un constante abuso de autoridad, empleando en todos sus actos métodos violentos e inhumanos, puesto que no tenía más argumento que empuñar la pistola-ametralladora cuando alguno se atrevía a no ejecutar inmediatamente sus órdenes»[40].
El 20 de septiembre Lantez escribía a Marty una larga carta francés desde el centro de las Llanuras, sobre su situación personal[41]. Señalaba (seguramente ignorante que el orden había partido de propio Marty) que había sido detenido por orden de capitán Santos el 30 de agosto, por una campaña fascista o profascista sobre el régimen bajo el que vivían los prisioneros de Castelldefels. Indicaba Lantez que él cumplía órdenes del general 'Gómez' (seudónimo de Wilhelm Zaisser), del camarada Lampe y del capitán 'Moreno' (seudónimo de Karel Hatc), jefe del SIM, que le habían indicado que debía acabar con las evasiones y las revueltas en la Casa de Prevención, y emplear métodos contundentes con los provocadores, espías, desmoralizadores y desertores. Para Lantez, la cuestión más importante es la de los brigadistas expulsados (de España, supongo), por estar la misma en el origen de la campaña llevada a cabo en Francia contra él y era por eso por lo que Lantez quería prestarse a esclarecer todo el asunto. Parece ser que la prensa francesa había publicado entrevistas a brigadistas detenidos en Castelldefels que se habían fugado, en los que se acusaba a Lantez de ser el responsable de torturas[42].
Es de suponer que no hubo ayudar mucho a los acusados el hecho de que se encontraran en este otoño restos de brigadistas muertos enterrados en el jardín del castillo[43].
DESPUÉS DE SU DETENCIÓN
Pero la vida seguía también en el castillo y, por suerte, Djordjević pudo arreglar en parte la situación de los allí detenidos a partir del inicio de su mandato el 1 de septiembre: «cuando [Lantez] fue relevado de sus funciones el 30 de agosto de 1938, fue suficiente sólo una semana de trabajo político para enderezar al conjunto de los detenidos de los cuales una parte importante ha sido reenviada a frente y lucharon bien. Ya [Lantez] bajo arresto el 08/08/1938 [¿19/08/1938?]. Ha tratado de escaparse»[44]. La fecha señalada de arresto es un error.
Los mandos de las Brigadas, posiblemente para hacer frente a las acusaciones de no haber intervenido a tiempo y de su complicidad en el horror descubierto, trataron de desentenderse de la situación y hacer pensar que Lantez y sus secuaces habían actuado con una cierta intencionalidad, aunque sin asegurarlo claramente, de dañar a la República. Así, se dice de Lantez que actuó “como un verdadero provocador. En lugar de una disciplina firme, organizada y explicada, a diario ha actuado de tal modo que ha empujado al conjunto de los detenidos con violencia contra el Gobierno de la República y contra el Comisariado de Guerra»[45].
LANTEZ NUNCA FUE JUZGADO
¿Fue juzgado Lantez por su responsabilidad en la situación vivida bajo su mandato? Penchienati estaba seguro de que sí y escribió años después de que «Estas y otras decenas y decenas de canalladas han trascendido durante el juicio que se celebró en Barcelona [...], las cuales se transformaron en una acusación no sólo contra el teniente Lantes, condenado a muerte, mientras que sus tres cómplices eran castigados a veinte años de cárcel, sino también una acusación tremenda contra un partido [el comunista] y sus funcionarios»[46].
Pero el italiano se equivocó por completo. Unos oficios encontrados en el RGASPI nos hablan sobre el castigo de Lantez y de 'compañeros' suyos como Courson o Perraud, y sólo nos señalan apenas muchísimo más leves, con arrestos de 25 o 30 días[47]. Leemos el 2 de enero de 1939, que Lantez sólo fue «Sancionado disciplinariamente (30 días de prisión) y mantenido aislado hasta su expulsión de España. Sólo la decisión de gobierno de liberar a los voluntarios internacionales, le ha evitado el tribunal militar»[48]. Un escrito datado un día después, firmado ahora por el capitán Santos, señala asimismo sólo que Lantez había sido castigado con 30 días de prisión y que iba a ser expulsado de España[49].
Como veremos en el siguiente apartado, André Marty, el 3 de enero de 1939, escribía sobre cómo la decisión de desmovilización de los voluntarios internacionales por el gobierno republicano había tenido como efecto la suspensión del juicio contra los brigadistas acusados de maltrato a Castelldefels[50]. Ante la disolución de las Brigadas, las actuaciones judiciales y expedientes asociados a las mismas quedaron sin efecto y todos los detenidos sólo quedaron en situación de arresto hasta su expulsión de España. Sin embargo, la República debía haber entregado a los prisioneros a las autoridades francesas, para que éstas los juzgaran.
Tras efectuarle interrogatorios a Les Planes (Barcelona), Lantez fue más tarde trasladado desde el castillo de Castelldefels a una cárcel en Figueres el 18 de diciembre de 1936[51], de la que regresó poco tiempo más tarde a Castelldefels. Vemos que se le castigó a pasar una serie de días de arresto de nuevo en el castillo de Castelldefels a partir del 25 de diciembre de 1938 y en otro escrito del SIM de 4 de enero se señala que estaba en Castelldefels arrestado durante 25 días y se proponía que fuera expulsado del territorio de la República[52]. Quizás, en realidad, nunca fuera trasladado de forma efectiva a Figueres en diciembre.
DORSO DE TARJETAS ANDRÉ MARTY
En enero de 1939 existen dos cartas de André Marty, que fue el responsable máximo de las Brigadas Internacionales desde su fundación, en el Comité Central del PCF sobre el caso Lantez y Courson.
- La primera, del 3 de enero[53], traslada las decisiones del PCE y "los militares" sobre Courson y Lantez. Según Marty, ellos no eran completamente responsables de lo ocurrido, por lo que con su suspensión del partido ya habría suficiente castigo. Advierte a Marty en el Comité Central que había una campaña en España contra todos los militantes que habían tenido alguna responsabilidad de mando, por la necesaria firmeza antifascista que se requería en los distintos cargos. Indicaba que sabía que en Francia existía una campaña contra Lantez y Courson por parte de elementos provocadores que los presentaban como asesinos. La explicación a dar era que a pesar de haber sido acusados de emplear la violencia contra los detenidos, en realidad habían dado pruebas de ser muy suaves e incluso Courson de complicidad, con favores a elementos netamente fascistas y provocadores. La carta iba acompañada por dos adjuntos:
- Un escrito con una resolución del PCE (con la conformidad de Marty)[54], en el que se señala que Lantez había tenido una actitud indigna de un antifascista que podía haber servido para la campaña fascista contra el gobierno y que de hecho sí había servido al Partido Popular de Francia, liderado por el excomunista Jacques Doriot (filofascista, que llegó a apoyar a los nazis). Lantez estuvo suspendido en el PCE durante 18 meses a partir del 8 de agosto de 1938 [¿septiembre?]. Y durante su suspensión, Lantez "tendrá que dar prueba de su conciencia antifascista bajo pena de ser denunciado públicamente como agente provocador fascista".
- Y un escrito del capitán Santos, en el que se señala que Lantez «ya castigado por 30 días de cárcel y consignado por su acción provocadora como director del Centro de detención de Castelldefels, no será propuesto para su confirmación en el grado de teniente. Será pues desmovilizado como soldado. Dejará en España, expulsado por el gobierno de la República»[55].
- La segunda carta, está dirigida a Jacques Duclos, secretario del PCF[56]. En ella Marty pide la expulsión de Lantez y Courson del partido por su actitud "provocadora", pero que de momento sólo se les suspenda de militancia, dado que temía que si se les encontraba en ese momento pudieran pasarse al fascismo como otros muchos voluntarios, apoyando a políticos como Doriot. Por ese temor, había que seguir sus actos con atención extrema y denunciarlos con violencia en la primera ocasión: «No debemos dudar en denunciarlos públicamente como agentes fascistas franceses».
SOBRE LOS ÚLTIMOS DÍAS DE LANTEZ EN ESPAÑA Y SU VUELTA A FRANCIA
Es posible que Lantez fuera de nuevo enviado a inicios de enero a Figueres, a la espera de su expulsión[57], y que en tránsito, cuando estaba de nuevo en el centro de Les Planes (Barcelona), se trató de escapar, yendo a parar de nuevo como detenido a Castelldefels a mediados de enero de 1939, hacia el 15 o 16.
De Lantez se conserva una carta su fechada a Castelldefels el 16 de enero de 1939[58], dirigida tal vez al SIM. En ella habla de su evasión de Les Planes y señala como en la víspera de la misma un grupo numeroso de antiguos detenidos de Castelldefels le habían insultado y provocado. Los mismos, después, se juntaron bajo la ventana de la habitación en la que él estaba detenido llamándole amenazas de muerte, entre las risas y burlas de la guardia. Esto le hizo tomar la decisión de huir. Al partir, según declara, había dejado una carta dirigida al SIM con sus intenciones que meramente eran las de alejarse de allí, de un sitio «quien devenait insoportable pour moi». Y eso que no le habían tratado cómo se explica que él había tratado a sus prisioneros...
El escrito de Lantez sobre el odio de los antiguos prisioneros de Castelldefels hacia él coincide con una declaración de Salvatore Toscano, cuando recordó cómo muchos detenidos, en el momento de irse, habían indicado a Lantez que se encontraría con ellos en Francia algún día.
En cualquier caso, no estuvo mucho más tiempo para Castelldefels. Sólo una semana. El 22 de enero los brigadistas abandonaban completamente el castillo frente a la próxima llegada de las tropas franquistas un par de días más tarde. Tuvo que cruzar la frontera de vuelta a Francia a inicios de febrero de 1938.
Lantez sobrevivió a la Guerra Civil y fue visto por Paris al terminar el conflicto. El brigadista italiano Carlo Penchienati escribió que lo encontró en un bar de París en 1940 por casualidad. brigadistas deseaban encontrarlo. Pero no estaba seguro de que tal encuentro con sus víctimas se produjera nunca «Sé que algunos voluntarios de las BI habían jurado vengarse por las ofensas recibidas por ellos y sus compañeros: espero que lo hayan conseguido. [Lantez] tiene todos los números para convertirse en un senador o diputado de su partido»[59].
BIBLIOGRAFÍA
- Eby, Cecil D. (1974) “Entre la bala y la mentira. Los voluntarios norteamericanos en la Guerra Civil española” Editorial Acervo. Madrid (traducció de J. M. A).
- Huber, Peter i Uhl, Michael (2004) “Die internationalen brigaden: politische übervachung und repression nach sichung der russichen und westlichen archivatken”. Revista Internacional de la Guerra Civil (1936-1939) 38 de abril. - Número. 2, págs. 11-34. Diciembre. Texto consultado el 20 de junio de 2020 en https://revistes.ub.edu/index.php/ebre38/article/view/17853 .Lladós, Josep y Mario Reyes, Mario (1997) “Le prisión secreta de las brigadas” El Tiempo nº 667, 31-3-1997, págs. 48-55. Valencia.
- López Borgoñoz, Alfonso (2015) «Las Brigadas Internacionales en Castelldefels». GREHIC. Castelldefels, 2015. Disponible el 10 de juliol de 2019 a l’enllaç http://brigadasinternacionalescastelldefels.blogspot.com/2015/12/las-brigadas-internacionales-en.html
- López Borgoñoz, Alfonso (2018) “Salud y suerte, mañana más: Brigadistas Internacionales en Castelldefels. Marzo 1938 – Enero 1939”. III Volums. GREHIC. Castelldefels. Disponible el 10 de juliol de 2019 a l’enllaç http://brigadasinternacionalescastelldefels.blogspot.com/2018/12/listado-de-brigadistas-internacionales.html.
- López Borgoñoz, Alfonso (2019) «Rasgando la niebla: El caso de los brigadistas Albert Wallach y Anthony De Maio». “Castelldefels ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses”, volum II. GREHIC. Castelldefels.
- Penchienati, Carlo (1965) “Los ejecutados acusan. Brigadas Internacionales en España” Arte de Imprenta. Roma.
NOTAS
[1] Quince días antes ya habían llegado como detenidos al castillo algunos grupos de brigadistas acusados de deserción que habían huido del frente del Ebro y habían sido arrestados en Barcelona.
[2] RGASPI (Siglas en ruso -transcritas a caracteres latinos- del Archivo Estatal Ruso de Historia Sociopolítica)Nº545-2-1: 15 y 16.
[3] López Borgoñoz, 2015 i 2018.
[4] López Borgoñoz, 2015.
[5] RGASPI No 545-6-1262: 72 y 73, y RGASPI No 545-6-1262: 90, p.e.
[6] RGASPI Nº 545-6-1262: 99 y 100.
[7] ARGASPI Nº 545-6-1262: 82, que él escribe, dice en cambio que estaba casado y que tenía tres hijos.
[8] RGASPI Nº 545-6-1262: 86.
[9] RGASPI Nº 545-6-1262: 90.
[10] RGASPI Nº 545-6-1262: 90 y 100.
[11] RGASPI Nº 545-6-1262: 85 y 86.
[12] RGASPI Nº 545-6-1262: 90, 100 y 82, donde además se señala que nunca había tenido un permiso.
[13] RGASPI Nº 545-6-1262: 90.
[14] RGASPI Nº 545-6-1262: 82.
[15] RGASPI Nº 545-6-1262: 100 y Lladós y Reyes, 1997: 53.
[16] RGASPI Nº 545-6-1262: 82.
[17] Joel Bellviure, de la Universidad de Barcelona, nos comunica esta información que a él le pasó Ernesto Viñas, de Brunete en la Memoria, procedente de la Caixa 97: 7, 9, 12, 16 y Caixa 87: 18 de el Archivo General Militar de Ávila y la 16: 4ª del Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca.
[18] RGASPI Nº 545-6-1262: 72, 73, 75 y 82.
[19] RGASPI Nº 545-6-1262: 77.
[20] RGASPI No 545-6-1262: 78. Se hace referencia alRGASPI No 545-6-1262: 90.
[21] RGASPI Nº 545-6-1262: 75.
[22] RGASPI Nº 545-6-1262: 100
[23] RGASPI Nº 545-6-1262: 90.
[24] RGASPI Nº 545-6-1262: 90.
[25] RGASPI No 545-6-1262: 100, de 4 de abril de 1938.
[26] López Borgoñoz, 2015: 162 i ss.
[27] RGASPI Nº 545-6-1262: 79.
[28] Penchienati, 1965: 154.
[29] RGASPI Nº 545-2-150, Lladós y Reyes, 1997: 50 y 51, y Huber y Uhl, 2004: 27.
[30] RGASPI Nº 545-2-150: 4.
[31] RGASPI Nº 545-2-150: 6.
[32] Huber y Uhl, 2004: 27.
[33] RGASPI Nº 545-2-150: 6.
[34] Penchienati, 1965: 154.
[35] Huber y Uhl, 2004: 26-27, y RGASPI Nº 545-2-150: 17.
[36] Eby, 1974 i López Borgoñoz, 2019.
[37] López Borgoñoz, 2015.
[38] RGASPI N° 545-2-150.
[39] RGASPI N° 545-2-150.
[40] RGASPI Nº 545-2-150: 15.
[41] RGASPI Nº 545-6-1262: 79 y 82.
[42] El teniente Brevant huyó con otros dos prisioneros, todos fueron detenidos y torturados en Castelldefels. Por último, Brevant se volvió a escapar y denunció en Francia los excesos de Lantez (Penchienati, 1965: 156 y López Borgoñoz, 2018 I Volumen)).
[43] Penchienati, 1965: 154 y 155, y Lladós y Reyes, 1997: 53.
[44] RGASPI Nº 545-6-1262: 90.
[45] RGASPI Nº 545-6-1262: 90 y 100.
[46] Penchienati, 1965: 154 y 157.
[47] RGASPI Nº 545-6-1262: 97.
[48] RGASPI Nº 545-6-1262: 90.
[49] RGASPI Nº 545-6-1262: 91.
[50] RGASPI Nº 545-6-1262: 93.
[51] RGASPI Nº 545-6-1262: 76.
[52] RGASPI Nº 545-6-1262: 95, 96 y 97.
[53] RGASPI Nº 545-6-1262: 93.
[54] RGASPI Nº 545-6-1262: 2.
[55] RGASPI Nº 545-6-1262: 91.
[56] RGASPI Nº 545-6-1262: 94.
[57] RGASPI Nº 545-6-1262: 95, 96 y 97.
[58] RGASPI Nº 545-6-1262: 98 y 99.
[59] Penchienati, 1965: 157.
[60] RGASPI 545-2-150: 19
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